escritos bajo la cama

Canción de un Contador

31.07.2008 13:50

 

Era de tarde y estábamos en clases, el profe nos hablaba sobre el curso de Gerencia Financiera, cuando termina la clase nos avisa que dentro de dos días será el día del Contador por ello se ha programado una actuación y el que desee participar con algún número artístico debería anotarse en la secretaría. La promoción de ese año era la encargada de realizar la ceremonia. Yo no sabía nada, era parte de la promoción, pero como ha pasado en toda mi vida universitaria siempre me sentí ajeno a mi facultad, bueno siempre he estado ajeno a muchas cosas.
Esa tarde al salir de clases, mientras muchos se dirigían a sus casas, a jugar billas o tomar algún trago de una luca al frente de la universidad en un localcito mala muerte llamado el rectorado, un pensamiento rondaba mi cabeza, meditaba sobre si debería presentarme en la actuación con alguna canción, pues me acompañaba con la guitarra en algunas noches de nostalgia, como sufrían mis padres y hermanos con mi gallos y ese rasgueo que sonaba a un chanca latas cuando me iniciaba con aquel mal afinado instrumento.
Mi enamorada Chelita - que hoy es mi esposa - salía de clases, - ella tan aplicada, era todo lo contrario a mi -, yo la esperaba recostado en una pared con las manos en el bolsillo, me vio pensativo y preguntó que me sucedía, le explique lo que me turbaba esa tarde y ella siempre lúcida en sus decisiones – a excepción del día que aceptó casarse conmigo – exigió que me presente y cante lo que quisiera, que era mi última oportunidad de hacer algo por aquella facultad con la que siempre fui indiferente.
Esa noche inicié la selección de la canción que presentaría, para pesar de mis padres y hermanos. Al no encontrar ninguna apropiada, las palabras fueron brotando, describiendo vivencias universitarias acompañadas por acordes de guitarra, era una de esas noches melancólicas, melancolía sin explicación, melancolía de la nada, pues lo tenía todo, una chica bonita, el apoyo de mis padres, una guitarra rota pero sonaba muy bien y hacía lo que me daba la gana, aquella noche nació una canción.
Al día siguiente me fui a inscribir la canción titulada “La madre facultad”, en la noche la terminé y al siguiente día tendría que presentarme.
Llegué tarde a la presentación – para variar – guitarra parchada en mano, antes de mi se presentaba un muchacho con una melodiosa voz y una guitarra espectacular, negra brillante, como la de Pedro Suarez Vertiz, era como un espejo donde se reflejaba el bodrio de guitarra que tenía en mis manos, me amilané, pero no había tiempo para retroceder. -¡A continuación nuestro colega Roberto Felipe, con el tema; la madre facultad!- decía el animador, muchos ni me conocían, los que me conocían no sabían que supiera algún acorde con la guitarra, y comencé a cantar, evocaba a la vida, a la decisión de elegir algo que estudiar, los trances de los exámenes, los sábados futboleros con los patas, agradecía a los Profesores por su dedicación, le cantaba alo que me sucedió y a lo que debió de haberme sucedido. Al iniciar el coro que decía – Somos contadores los mejores de la UNHEVAL (Siglas de la Universidad Hermilio Valdizan ) – los futuros contadores ingresados y por egresar allí de espectadores, reventaron en aplausos, uno que otro Profe dejaba correr una lágrima y yo me llenaba de emoción, fue una sensación pocas veces experimentada por mi aburrido ser. Pidieron que la repita, les gustó tanto que me felicitaron, con abrazos y expresiones de afecto. Luego de aquello la canté en diferentes eventos de la promoción, todos la cantamos el día de la ceremonia de graduación y por esta canción uno de mis profes me aprobó su curso, evitándome un sustitutorio mas – Le agradezco Profe Arévalo -.

Hoy que ejerzo como contador público, preparo otro tema para cuando deje esta carrera, pues siempre he vivido bajo mi cama.

https://www.unheval.edu.pe/

Topic: Canción de un Contador

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