escritos bajo la cama

Remembranzas de terror

13.08.2008 16:39

Lo encontré después de mucho tiempo, mi primo Nino me saluda me abraza y me dice que ya estamos viejos, le pregunto por la familia el hace lo mismo, encuentra a Huánuco un poco cambiada, - ha mejorado, ha crecido - . - Claro - le replico, - pero seguimos siendo uno de los Departamentos más pobres del Perú -.

Ocupamos una de la mezas de un café muy conocido cerca de la plaza, mientras unos ancianos conversan amenamente en otra de las mezas. Nino me cuenta lo que vivió cuando fue profesor de uno de los colegios de Choras distrito de Chavinillo provincia de Huánuco a finales de la década de los ochenta, joven él en aquella época, le tocó vivir una de las peores matanzas perpetradas por Sendero Luminoso, - Movimiento terrorista, cruel y asesino – su narración se conjugaba entre el lamento, el odio, la tristeza y la impotencia, once varones y una mujer en el piso boca abajo en fila, con las manos atadas a la espalda, tras ellos los asesinos, - que creían que sus objetivos estaban por encima de la vida humana- , - su causa era el pueblo decían, a ese pueblo desangraron sin clemencia -, llevaban armas de fuego, bayonetas, cuchillos y machetes, eran alrededor de cincuenta senderistas, con uniformes de tipo militar, pasamontañas y banderas rojas con la hoz y el martillo. De espectadores; esposas, hijos, padres, madres, hermanos, hombres mujeres y niños, mamachas de pollera y sombrero, campesinos de poncho y manos rústicas, niños de mejillas rojizas por el frío de las alturas, todos testigos de aquella masacre.

La matanza la realizaron con bayonetas y cuchillos, - Fue una carnicería – prosigue Nino. Les hundían la bayoneta por la nuca, así empezaban, de uno en uno, mientras los gritos de dolor se mezclaban con los gritos de angustia y desesperación, la sangre se mezclaba con el llanto, fue una tarde terrible, doce muertos la plaza se tiñó de sangre, - así mueren los soplones - , - viva la revolución -, gritaban los senderistas mientras abandonaban el pueblo amenazantes. Dejaban familias destruidas, vidas truncadas, y sobre todo dejaban el terror y la humillación en los hombres mujeres y niños de este humilde pueblo.

Luego de aquel encuentro, con la curiosidad de estar en el lugar de los hechos viajé a Choras, entrevisté a muchos testigos de aquella tarde de terror, ya muchos están ancianos y otros que fueron niños están jóvenes y puedo apreciar en sus ojos el dolor que marcó sus vidas, escenas que jamás se borraran de sus mentes y siempre los acompañarán en sus noches como pesadillas.

El pueblo sigue pobre como en esos años de olvido, las cosas han cambiado poco, vivimos una bonanza económica pero acá el chorreo nunca llega ni llegará, el Estado no ha aprendido la lección, ha dado las espaldas a una estrategia de justicia social que mejore la educación y el nivel de vida de estos Peruanos, mientras las clases dirigentes engordan sus bolsillos, Alan García ha sido una decepción antes y lo es ahora, nuestras autoridades locales se dedican a romper y arreglar pistas, realizar fiestas y eventos sin importancia, mientras olvidan que nuestros pueblos necesitan un desarrollo integral. Ojala despierten, por que el riesgo de que la historia se repita está latente.


 

Sitio de búsqueda