escritos bajo la cama

La mejor maestra

06.08.2008 19:02

 

El galope del caballo era tosco, los cerros y árboles pasaban por sus ojos, una que otra quebrada que surcar, Hilda llevaba en sus brazos a su niña de un año, los lomos del caballo la descansaban de la larga caminata de tres horas que había hecho, la escuelita uní docente donde enseñaba aun quedaba a una hora más de cabalgata. Hilda decidió culminar sus estudios de docente y luego trabajar, aun ante la negativa de su esposo, pues sus hijos de siete, cinco y  un año todavía necesitaban de ella, pero Hilda requería trabajar, calmar su sed de superación y dejar de ser dependiente, valerse por si misma, darle a sus hijos lo que ella quisiera. La decisión fue dura ya que el trabajo era a las alturas del pueblo, una hora con carro y cinco horas caminando, dejar a sus hijos para verlos cada quince días o al mes le partía el corazón, pero tenía que hacerlo, tenía que sacrificarse, - la vida es un sacrificio constante, hoy puedo llorar y sufrir, mas se que en unos años sonreiré – se decía, pero si se llevaría a su niña a su compañera, aquella mujercita de un año de nacida.
Mientras Hilda cabalga los recuerdos navegan su mente, recuerda que trató de dejar a su niña al cuidado de una vecina, pero la decepción y las lágrimas se apoderaron de ella al ver a su hija descuidada y llorando, - aquella imagen nunca se borraría de su mente -, se prometió jamás separarse de ella.
Fueron muchos años de caminatas y sacrificios, lágrimas y sonrisas.
Ahora Hilda trabaja en la ciudad, se ha convertido en una de las mejores maestras del Perú, sus hijos ya son profesionales y su niña está a punto de culminar su carrera de Ingeniería Industrial, y hoy mientras prepara su clase como lo hace todos los días, me cuenta con ternura y vivencia aquellas aventuras de Madre, Maestra y Mujer, mientras yo envidio a sus hijos.

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